sábado, 26 de julho de 2014

Carta: A mi compañero y hermano Rubén Alves


Cochabamba, Bolivia, 22 de Julio de 2014
 
No te conocí en persona, pero te conocí en tus pensamientos, en tu fe y espíritu. Fueron tus escritos que permitieron conocerte, compañero de la vida.En la lectura acompañada por una música andina, donde los sonidos de la quena, las zampoñas y el bombo me servían de fondo, me llenaba del espíritu de tus reflexiones,que estoy seguro que estaban iluminadas por la luz de vida de Dios.

Tus pensamientos sobre los hijos/as del mañana, que nos desafiaban a seguir soñando y no dejar que nos maten nuestra imaginación, nuestros sueños de ver nuestra tierra (Pachamama) llena de vida, amor y relaciones en equidad y justicia, es decir en armonía, equilibrio y reciprocidad entre seres vivos y la creación de Dios. Al leerte, me llenaba de esperanza. ¡Cuántas veces te cité en mis sermones y charlas, diciendo que la esperanza: “…es el presentimiento de que la imaginación es más real y que la realidad es menos real de lo que parece. La esperanza es la convicción de que la abrumadora brutalidad de los hechos que la oprimen y la reprimen no han de tener la última palabra”. En esta seguridad de tus pensamientos, seguí caminando, comprometiéndome en la lucha por la construcción de otras realidades.

Aprendí que podía vencer los límites que me ponía la “realidad” y me afirmaba en tu pensamiento:”la vida está preparando el acontecimiento creador que abrirá el camino a la libertad y a la resurrección”.

Cuántas veces, firme en tu pensamiento y en la fe de la victoria de nuestro Señor Jesucristo sobre la muerte, invité a las hermanas y hermanos a moverse al hechizo de la melodía misteriosa y el ritmo que llegaba del mundo que soñábamos para nuestros pueblos y que todos/as tomados/as de la mano bailábamos, porque teníamos fe que íbamos a lograr el triunfo de la vida, la verdad y la vida en su plenitud.

Viviendo en pueblos llenos creencias  que determinan su acción y ética en la totalidad de sus vidas individuales y comunitarias y siendo parte de un pueblo creyente, donde en la montañas, los lagos, los valles y las llanuras, Dios camina y se entrelaza en la vida, podía entender tus pensamientos y reflexiones sobre ese Dios que, a pesar de la racionalidad occidental y su ateísmo, estaba caminado con nosotros y nosotras en nuestros pueblos.

Y  hoy podemos decir que Dios sigue con nosotros y con su hijo Rubén Alves,  quien con su ministerio y sus reflexiones permitió que el pueblo de Dios siga haciendo camino hacia el triunfo total de la vida en plenitud.

Tu amigo y hermano, que te conoció en las profundidades de tu espíritu y pensamiento. Te voy a extrañar, pero tengo la seguridad que estarás caminado otros caminos y algún día, espero caminar esos caminos contigo.

Gustavo
Hermano Iglesia Metodista de Bolivia.
gustavolozam@gmail.com
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Fonte:  http://amerindiaenlared.org/biblioteca/5896/rubem-alves-teologo-de-la-alegria

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